Un amigo lector nos acercó este artículo que parece haber encontrado escrito por ahi. Tiene que ver con el debate actual sobre la niñez, las asignaciones por hijo, la reducción de la pobreza, el papel del Estado en estos temas y las prioridades que hoy día debieran tenerse en cuenta. Está bueno también detenerse a leer los links que aparecen dentro del artículo (para eso es necesario hacer click sobre la palabra pintada y subrayada) pues se amplía notablemente la inforación y así, nuestra capacidad de entender.
También pueden ampliar el tema con este otro blog.
Me parece que es momento de formarse una opinión propia y potente pero luego de leer mucho, mucho. Porque generalmente nos pasa que la tradición, la postura cómoda, los diarios de gran escala o las charlas de café nos nos permiten abrir la mente para pensar la cosa desde otro lugar.
También nos permitirá armar un juicio sobre lo que hacemos en Sunchales sobre estos temas; y si lo que hacemos es lo correcto.
Los dejo.
La prioridad deben ser los chicos
Saquemos a los planes sociales del banco y mandémoslos a la cancha de una buena vez.
También pueden ampliar el tema con este otro blog.
Me parece que es momento de formarse una opinión propia y potente pero luego de leer mucho, mucho. Porque generalmente nos pasa que la tradición, la postura cómoda, los diarios de gran escala o las charlas de café nos nos permiten abrir la mente para pensar la cosa desde otro lugar.
También nos permitirá armar un juicio sobre lo que hacemos en Sunchales sobre estos temas; y si lo que hacemos es lo correcto.
Los dejo.
La prioridad deben ser los chicos
En este blog hace mucho, pero mucho que venimos pidiendo políticas sociales más expansivas, sobre todo aquellas que avancen hacia la creación de derechos. Es decir, avanzar hacia políticas que trasciendan la política de la piedad para avanzar hacia la política de la ley (no lo digo yo, lo dijo Hegel.)
Acá, se sabe, favorecemos las políticas universales. Sin embargo, el debate focalizado-universal no debe oscurecer una evidencia más urgente: aún si se acepta la lógica de la focalización, esta no está completa en Argentina.
Es decir, suponiendo que las transferencias del Estado se focalizaran en cubrir la población que está por debajo de una línea de pobreza determinada, esta focalización no se cumple. Acá no sólo hay focalización, hay focalización incompleta. Es decir, nadie en su sano juicio puede argumentar que todas las familias pobres de este país reciben un subsidio del estado. (Estuve buscando información estadística sobre este tema, pero no sólo no hay información confiable en el INDEC, sino que según parece el SIEMPRO tampoco la produce, o, si la produce, ya no la pone a disposición en su sitio web. Muchachos, si alguien sabe cómo se puede gestionar un país sin información estadística veraz y actualizada, me avisa, porque va en contra de todas y cada una de las cosas que aprendí en mi carrera.)
Es decir: ni siquiera la focalización se cumple.
No he leído en profundidad el proyecto del gobierno, que, según entiendo, es bastante complejo en sus entramados y cruces con los sistemas de protección ya existentes (planes, salarios familiares, etc.)
Ahora bien: 180 pesos por niño es bastante, es una cifra que soluciona muchos problemas. Es algo que le cambia la vida a un montón de gente.
Ya lo dice Artemio López: si se pusiera el plan en marcha ya, reduciría la indigencia a (punto más, punto menos) el 3%. O sea, este plan casi eliminaría la indigencia de plano. Serían miles y miles de chicos que pasarían de no comer todos los días a estar seguros de poder hacerlo.
Esta tiene que ser la prioridad. Me niego a dedicar dos minutos a pensar una reforma política mientras esto no salga. Me niego a estudiar sobre la reforma financiera, salvo que sea para conseguir recursos para los subsidios.
Si no, va a tener razón este señor de Clarín, quien titula: “Los planes sociales siempre quedan haciendo banco en el Congreso.”
No puede ser que otra vez los chicos queden de garpe, cuando se está pensando que el año de viene vuelve el crecimiento económico a más del 2%.
Saquemos a los planes sociales del banco y mandémoslos a la cancha de una buena vez.