Se ha estado perdiendo la oportunidad.
* La de hacer realmente una política de seguridad vial, no sólo atacar la implementación del casco sino una que abarque todo el concepto de seguridad. Seguimos con velocidades altas y vehículos con escapes a todo vapor, seguimos con motos sobrecargadas de pibes y vehículos con todo el tunning encima, seguimos con circulación de tractores, autoelevadores, monopatines y caracoles rodantes. Nadie pone luz de giro, se estaciona en cualquier lado, no se respeta al peatón y más etcéteras.
Ganó la fácil.
* La de poner freno definitivo al ingreso de camiones. Luego de mucho tiempo por fin se había terminado la excusa de que no había un terreno para hacer parar los camiones. Bien o mal pero el terreno está. Además debían irse los corralones de materiales del centro, justo en momentos en que no había crisis. Ahrora vuelve a haber excusas disponibles pero en cualquier momento un semirremolque se lleva puesto una bici, una moto u otro semi.
Ganó el lobby de los transportistas.
* La de hacer un fondo para obras de infraestructura. Con el subsidio del Gobierno nacional (seguramente llegará el resto de la guita...) bien podía haberse comenzado una sucesión de obras trascendentes que pudieran ir pagándose por los frentistas y así retroalimentar el mismo fondo.
Ganó el populismo.
* La de tener un estado de calles más o menos decoroso. Con el programa de repavimentación 2004-2007 casi todas las calles estaban en buenas condiciones. Es una Ordenanza vigente y que no se está cumpliendo. Mientras, nos sacuden los saltos y esquivamos pozos.
Ganó la excusa de la “austeridad”.
* La de tener políticas sociales continuas. Después de mucho deambular, se habían puesto en marcha suficientes programas locales que sintonizaban con los que bajaban de Nación por lo que se abordaba el tema social desde todas sus aristas. Los había para la niñez, para la juventud, para los abuelos; sobre género, sobre sexualidad, sobre salud, los había de todos y para todos. Ya poco queda de todo eso.
Ganó la improvisación.
* La de tener la señalización de palinas. Existe un acuerdo con una empresa por la cual ella comercializa el espacio para publicidad a cuenta de que se instalen nuevas señalizaciones en las esquinas en las que no existían. Poco se hizo (para ser generoso con la calificación).
Ganó el amiguismo.
* La de tomar el tema viviendas como un eje central para las oportunidades de las familias vulnerables y las de clase laburante. Con el millón de mangos que dejó Toselli en caja bien se pudo haber comprado de arranque un buen terreno. O varios pequeños. Hoy, casi dos años después se estaría terminando un plan de viviendas. Pero recién se consiguió la tierra, muy mal ubicada y costosa, por cierto. Mientras, las familias esperan durmiendo en garajes y piezas sin la más mínima comodidad.
Ganó la avaricia de guardar la “platita debajo del colchón”. (Panchi dixit)
Estaba la ciudad queriendo ser lo que debe ser, una "ciudad", si es que recuperaba el tiempo perdido, teniendo sus calles, sus ciudadanos, sus servicios, sus posibilidades acordes a lo que se necesita para tener que despegar definitivamente. Pero se perdió la oportunidad. El próximo que venga, deberá lidiar nuevamente con los mismos problemas con los que se batalló hace unos años.
Volvimos a ser pueblo. Hicimos un salto atrás.
* La de hacer realmente una política de seguridad vial, no sólo atacar la implementación del casco sino una que abarque todo el concepto de seguridad. Seguimos con velocidades altas y vehículos con escapes a todo vapor, seguimos con motos sobrecargadas de pibes y vehículos con todo el tunning encima, seguimos con circulación de tractores, autoelevadores, monopatines y caracoles rodantes. Nadie pone luz de giro, se estaciona en cualquier lado, no se respeta al peatón y más etcéteras.
Ganó la fácil.
* La de poner freno definitivo al ingreso de camiones. Luego de mucho tiempo por fin se había terminado la excusa de que no había un terreno para hacer parar los camiones. Bien o mal pero el terreno está. Además debían irse los corralones de materiales del centro, justo en momentos en que no había crisis. Ahrora vuelve a haber excusas disponibles pero en cualquier momento un semirremolque se lleva puesto una bici, una moto u otro semi.
Ganó el lobby de los transportistas.
* La de hacer un fondo para obras de infraestructura. Con el subsidio del Gobierno nacional (seguramente llegará el resto de la guita...) bien podía haberse comenzado una sucesión de obras trascendentes que pudieran ir pagándose por los frentistas y así retroalimentar el mismo fondo.
Ganó el populismo.
* La de tener un estado de calles más o menos decoroso. Con el programa de repavimentación 2004-2007 casi todas las calles estaban en buenas condiciones. Es una Ordenanza vigente y que no se está cumpliendo. Mientras, nos sacuden los saltos y esquivamos pozos.
Ganó la excusa de la “austeridad”.
* La de tener políticas sociales continuas. Después de mucho deambular, se habían puesto en marcha suficientes programas locales que sintonizaban con los que bajaban de Nación por lo que se abordaba el tema social desde todas sus aristas. Los había para la niñez, para la juventud, para los abuelos; sobre género, sobre sexualidad, sobre salud, los había de todos y para todos. Ya poco queda de todo eso.
Ganó la improvisación.
* La de tener la señalización de palinas. Existe un acuerdo con una empresa por la cual ella comercializa el espacio para publicidad a cuenta de que se instalen nuevas señalizaciones en las esquinas en las que no existían. Poco se hizo (para ser generoso con la calificación).
Ganó el amiguismo.
* La de tomar el tema viviendas como un eje central para las oportunidades de las familias vulnerables y las de clase laburante. Con el millón de mangos que dejó Toselli en caja bien se pudo haber comprado de arranque un buen terreno. O varios pequeños. Hoy, casi dos años después se estaría terminando un plan de viviendas. Pero recién se consiguió la tierra, muy mal ubicada y costosa, por cierto. Mientras, las familias esperan durmiendo en garajes y piezas sin la más mínima comodidad.
Ganó la avaricia de guardar la “platita debajo del colchón”. (Panchi dixit)
Estaba la ciudad queriendo ser lo que debe ser, una "ciudad", si es que recuperaba el tiempo perdido, teniendo sus calles, sus ciudadanos, sus servicios, sus posibilidades acordes a lo que se necesita para tener que despegar definitivamente. Pero se perdió la oportunidad. El próximo que venga, deberá lidiar nuevamente con los mismos problemas con los que se batalló hace unos años.
Volvimos a ser pueblo. Hicimos un salto atrás.